Las palabras son la materia prima de quien escribe. Muchos somos los que trabajamos con las palabras, constuyendo con ellas historias, relatos, informes, guiones, fábulas, cartas y documentos de todo tipo, uso y condición.
No siempre el diccionario nos brinda lo que necesitamos. Surgen situaciones, personajes, momentos, secuencias, episodios, sucesos, criaturas que requieren ser nombrados, definidos o calificados con términos que no existen en los compendios de las Reales Academias de la Lengua.
Las palabras que ya existen no siempre bastan, en ocasiones se necesitan palabras inventadas. Las palabras inventadas son los habitantes del Reino de Palabria.
El patrimonio de este Reino está disposición de los escribientes. Para todos ellos, para su inspiración, su obra y su trabajo nuestras palabrias están a su entera disposición.
No pedimos diezmo alguno ni donación ni pago. No es necesaria tampoco nuestra autorización expresa para el uso de las palabrias. A quienes puedan servir las cedemos gratamente.
Puesto que el patrimonio de Palabria crece cada día, nuevas palabras inventadas van sumándose constantemente. Así, pues, catalogarlas con criterios de ortografía, gramática o semántica sería improvo esfuerzo que el tiempo no nos permite acometer; el abecedario es el sistema único que las agrupa. Nada más. Letras y palabras. Invitamos, por tanto, a quienes hasta nosotros llegan, a que naveguen por nuestro abecedario, o buceen en nuestro archivo para descubrir el término que les satisfaga o les inspire, el que sirva a sus propósitos. Sírvanse ustedes mismos.
Si Palabria les ha sorprendido, agradado, si les ha sido útil, enlácennos, menciónennos, recomiéndennos y hablen de nosotros.
Creemos en la buena voluntad de quienes escriben y les deseamos a todos alegria, placer y fortuna en su oficio.
Palabria 